LOS "MAYOS DE LA SIERRA DE ALBARRACÍN" CONSTITUYEN UNA EFEMÉRIDES DE GRAN ATRACTIVO TURÍSTICO EN NUESTRA COMARCA Y TODO UN TESORO DE NUESTRO PATRIMONIO CULTURAL ETNOGRÁFICO.
SERÍA MÁS QUE DESEABLE QUE SE PRIORIZASE Y AGILIZARA SU DECLARACIÓN COMO "BIEN DE INTERÉS CULTURAL" INMATERIAL, AL IGUAL QUE SUCEDIÓ RECIENTEMENTE CON NUESTRA EMBLEMÁTICA "TRASHUMANCIA".
SERÍA MÁS QUE DESEABLE QUE SE PRIORIZASE Y AGILIZARA SU DECLARACIÓN COMO "BIEN DE INTERÉS CULTURAL" INMATERIAL, AL IGUAL QUE SUCEDIÓ RECIENTEMENTE CON NUESTRA EMBLEMÁTICA "TRASHUMANCIA".
Los Mayos, las fiestas mayales o las fiestas de primavera, que aún se celebran en muchas localidades españolas y europeas, son la continuidad de la fiesta mayumea fenicia, la hilaria griega o la floralia romana que se celebraban a primeros de mayo. Estas expresiones populares mistéricas, llenas de sígnos, símbolos y poesía, eran eventos lúdico-festivos que gravitaban entorno a la "primavera" y la "fertilidad", donde se conjugaba el culto a la naturaleza fecunda con los requiebros amorosos de dioses y humanos enamorados. Posteriormente, y con la cristianización, estas manifestaciones paganas se transformaron en fiestas cristianas adaptándolas, de este modo, al nuevo código doctrinal.
La Primavera y la Fertilidad fueron los desencadenantes
La FESTIVIDAD DE LOS MAYOS es una fiesta popular ancestral que se hacía coincidir con el primer domingo de dicho mes y tenía connotaciones rituales o totémicas a la DIVINIDAD PRIMAVERAL. Desafortunadamente, y como sucede con muchas manisfestaciones del Patrimonio Cultural Inmaterial, las "fiestas mayales" o "fiestas de primavera" se han ido extinguiendo con el paso del tiempo en numerosos lugares.Las RAÍCES Y ORÍGENES de estas expresiones populares parecen remontarse a las civilizaciones fenicias y griegas, donde la adoración a los dioses y la exaltación de algunos ciclos o cambios de la naturaleza, como la sucesión de estaciones, hicieron que la PRIMAVERA y la FERTILIDAD fueran objeto de especial atención y devoción popular por dejar atrás los oscuros y fríos días de invierno. Así, estas manifestaciones tuvieron especial calado en aquellos lugares y poblados cuyo ciclo de vida se hallaba fuertemente marcado por el transcurso de las estaciones.
En este sentido, merecen especial mención las fiestas mayumea fenicia o la hilaria griega, con Atis y Cibeles, que idolatraron la llegada de la primavera a la madre tierra, "preñada de vida vegetal", sin menoscabo del culto a la "fecundidad y maternidad" en la mujer, también madre.
Posteriormente, estas costumbres también serían adquiridas por las nuevas civilizaciones prerromanas. De este modo, hay que destacar la festividad celta de la "Noche de Beltane" que se celebra el día 1 de mayo -May Day- y marcaba el comienzo de la temporada de verano pastoral, cuando el ganado trashumante partía hacia los pastos verdes y tierras de montaña. En esta manisfestación popular celta, se encendían hogueras y celebraban rituales. En la actualidad, tiene especial trascendencia desde un enfoque turístico el Festival de Fuego de Beltane en Edimburgo (Escocia), donde se funden espectáculos coloridos con el fuego de las hogueras y antorchas, el sonido de los tambores, los rituales paganos y los disfraces que representan los cuatro elementos de la naturaleza.
Sin embargo, existen referencias que indican que estas manifestaciones también fueron heredadas por los romanos y que, posiblemente, fueran ellos quienes mejor las transmitieran entre las gentes y territorios que fueron objeto de su dominio. Así por ejemplo, y para celebrar la llegada de la primavera y de las primeras flores del año, en la antigua Roma se celebraban los juegos florales o la floralia romana que comenzaba el día 28 de abril y concluía el 3 de mayo.
De forma análoga, debe decirse que en Hispania se adoraba a la diosa Bona Dea -también llamada Maya, Maia o Fauna-, diosa de la fertilidad en la mitología romana, con la que se exaltaba la llegada de la primavera. Más tarde, y con la llegada de la civilización islámica, estas manifestaciones populares se enriquecieron con cantos o rondas a la persona amada.
Seguidamente, y con la cristianización de Europa, no sólo llegará el cambio de dioses, sino también la conversión de esas manifestaciones paganas en fiestas cristianas adaptándose, así, al nuevo código doctrinal. Por tanto, muchos de los misterios y personajes de la Historia Sagrada ocultarán sus raíces considerándolas paganas. Así por ejemplo, la Pascua de Resurrección (Pascua Florida) que coincide con las Enramadas; el mes de Mayo será el Mes de María o de las Flores; también en mayo, las Cruces se recubrirán de flores y bajo arcos enramados pasarán sus imágenes sacras en las fiestas de muchos de nuestros pueblos.
Adán y Eva, bajo el “árbol del bien y del mal”.
En consecuencia, parece lógico pensar que todas estas manifestaciones culturales entorno al RENACIMIENTO PRIMAVERAL (las Marzas, los Mayos, las Cruces de Mayo, la noche de San Juan o solsticio de verano, etc.) son celebraciones con un claro mensaje religioso, pagano o cristiano, y casi todas ellas con el trasfondo de un culto a la FERTILIDAD. Por tanto, y en el caso del Catolicismo, la destinataria femenina sería nuestra Virgen María, la mujer por excelencia, la “flor de las flores” y prueba de ello sería el extenso legado del cancionero religioso medieval: las Cantigas de Santa María.
La Virgen María, la mujer por excelencia, la "flor de las flores".
Para concluir, y en el contexto de esta escenificación repleta de SIGNOS y SÍMBOLOS, la presencia del lenguaje verbal, el POÉTICO, tendrá también una especial relevancia en estas festividades de primavera que tendrán como destinaria principal a la MUJER. En este apunte, en la puesta en escena de estas manifestaciones populares (por ejemplo, en Los Mayos y en las Enramadas) destacan la colocación de enramadas u otros adornos o reclamos, en balconadas o de puerta en puerta y hasta el amanecer, bajo el compás de una “rondalla” que animará la fiesta con el rasgueo de sus instrumentos y la ejecución desinhibida de sus cantares.
En España, la antigüedad de estos cánticos o lirismo popular data según algunos autores de los siglos IX y X; y, a su vez, existen descripciones en una de las cantigas del Rey Alfonso X el Sabio, en el siglo XIII, que empezaba así: “Ben veñas, mayo, e con alegría. Por en roguemos a Santa María...”. A su vez, también hay testimonios escritos en el romancero español, y sobre todo en la literatura de los siglos XVI y XVII.
Finalmente, el documento o enlace web inferior de José Luis González Sánchez muestra interesante artículo sobre la POÉTICA Y SÍMBOLOS DE ALGUNAS FIESTAS DE PRIMAVERA EN ESPAÑA, del que se ha extraído un párrafo introductorio.
"... En nuestra cultura occidental, los antiguos dioses, creadores de vida y organizadores de destinos, moraban en el Olimpo, en plena naturaleza. El bíblico Yahvéh colocó de inmediato en un paraíso al hombre que creó. Artemis, diosa de la fecundidad y del triunfo primaveral, era una joven esbelta que corría por los bosques con su arco y en compañía de un cervatillo. Erato, la musa del amor, y sus otras ocho compañeras habitaban en los parajes idílicos del monte Parnaso. El sentido práctico que Roma dio al mundo mitológico caló profundamente en las gentes y en los territorios sobre los que ejerció su dominio. España fue uno de ellos ..." © José Luis González Sánchez, 2012.
Signos, símbolos y poesía en la festividad de Los Mayos de la Sierra de Albarracín
Tradiciones y Expresiones Vivas de la Sierra
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